Como señalamos en la introducción, las PASO redujeron una porción de incertidumbre y agregaron otra. El triunfo de Javier Milei no asusta tanto en el mundo empresario por sus propuestas, como por la escasa capacidad que le asignan de llevarlas a cabo, por la falta de músculo político. La palabra que resuena es «gobernabilidad». Los analistas hacen cuentas, y asumen que aún con un resultado muy favorable, La Libertad Avanza estará en inferioridad de condiciones en el Congreso. Si se repiten los resultados de las primarias, en Diputados podría tener un bloque de 41 integrantes, y 8 senadores en la Cámara Alta. Si bien es cierto que ninguna fuerza tendría mayoría propia, en el caso de Milei sería la más forzada a negociar. O lo que es menos deseable, a gobernar por decreto.
En la cabeza del líder de LLA, la llave de su eventual gestión se la dará Mauricio Macri. El economista liberal remarca, en sus diálogos reservados, que el expresidente hará lo necesario para formar un bloque de centroderecha que avale las reformas que necesita la economía. La misma visión tiene Patricia Bullrich, quien asume que Macri la ayudará a negociar con Milei si necesita conseguir su apoyo para avanzar con determinadas leyes.
Un grupo de inversores que aterrizó en Buenos Aires para llevarse una impresión de primera mano sobre el panorama electoral regresó a Nueva York con gusto a poco. En los diálogos que mantuvieron con los equipos de los tres principales candidatos, les quedó la impresión de que hay demasiado acento puesto en la coyuntura, y escasean los esfuerzos por diseñar un escenario compartido de mediano plazo. «Lo que preguntan es qué país imaginan para dentro de cinco o diez años, no cuánto va a valer el dólar en diciembre», dijo uno de sus interlocutores. Las respuestas que se llevan siguen siendo insuficientes.
Lo que los tranquiliza, al menos, es que una vez que los discursos de Milei son pasados por el tamiz de sus asesores, la visión que transmiten es menos alocada que la versión original del libertario.
El Cronista
