sábado, abril 27, 2024
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POR QUÉ SE DEFINE KIRCHNERISTA, LA DUALIDAD ENTRE ALBERTO Y CRISTINA Y LA IDEA DE «SALIR DEL FMI» 

El compañero de fórmula de Sergio Massa en la fórmula oficialista habló en un extenso mano a mano con El Cronista sobre las diferencias que mantuvo con la Vicepresidenta y el efecto que puede tener la situación económica sobre los votantes

Hace dos años, Agustín Rossi perdía su lugar como ministro de Defensa y regresaba al llano por la fuerza tras decidirse a competir en las PASO de Santa Fe contra el armado montado por Cristina Kirchner y Alberto Fernández con su rival provincial, el actual gobernador Omar Perotti. Dos años después, recibió a El Cronista en su despacho en el ala presidencial de la Casa Rosada, como precandidato a Vicepresidente de Sergio Massa, elegido por el primer mandatario y con la bendición de CFK.

«Hice aquella campaña marcando mis diferencias con el gobernador pero reivindicando los liderazgos de Alberto y Cristina; y me congratulo con esa decisión porque a veces te puede dejar llevar el estómago», bromea. Y aclara que hoy, al final de la película, considera que «haber adoptado ese criterio me permite estar donde estoy».

Rosarino y militante desde sus 20 años, Rossi fue concejal en su ciudad hasta que Kirchner lo convocó para librar sus batallas legislativas al frente del bloque del Frente para la Victoria en Diputados. Fue dos veces ministro de Defensa y la misma cantidad de veces impulsó una fallida precandidatura a Presidente.

-¿Siente esta nueva posibilidad como un reconocimiento a su lealtad?

– Lo que siento es orgullo, responsabilidad y agradecimiento. No sabría saber decir si es un reconocimiento. Me parece que independientemente de cualquier otra consideración, la trayectoria, la lealtad, la consecuencia y una cantidad de cuestiones, siguen estando en mí, independientemente de que sea candidato o no. Sin ninguna duda que es un enorme honor y agradezco sobre todo a la militancia que siempre me acompañó.

– Usted se reivindica como kirchnerista pero a la vez fue Alberto Fernández quien lo volvió a convocar tras la salida en 2021: ¿a quién le debe esta oportunidad, a él o a la Vicepresidenta?

– El que me ofreció el lugar de la Vicepresidencia es Alberto. Me llamó el viernes (23 de junio) por la tarde y me dijo «se está conformando una lista unidad con Sergio a la cabeza». Yo le había dado mi opinión favorable a la unidad el jueves a la noche y el viernes a la mañana, sin saber que podía ser yo candidato.

– ¿Cree que aquella reacción de aceptación del resultado hace dos años, cuando perdió las PASO sin apoyo del Presidente y su vice, le terminó jugando a favor ahora?

– Entiendo que mi actitud en Santa Fe fue rara, porque otro quizás terminaba enojando con Alberto o con Cristina y con críticas que yo nunca hice. Y también aparece como extraño que diga que soy un kirchnerista que defiende el gobierno de Alberto. A mí esa posición me permite defender a Alberto y a Cristina sin tener contradicciones. Cuando asumí acá la Jefatura de Gabinete, ese mismo día hice un reportaje y el titular del diario fue «Rossi: ‘Cristina está proscripta'». Yo me siento kirchnerista, claramente que sí.

La interna en Unión por la Patria

– El hecho de que ni usted ni Sergio Massa sean del kirchnerismo más puro, digamos, ¿los coloca en una situación de tener que salir a convencer también a los propios?

– No, creo que finalmente la fórmula va a galvanizar fuertemente hacia el interior de nuestro espacio. Hay que dejarla caminar un poco y escucharlo a Sergio, que el otro día dijo contundentemente que en los próximos cuatro años iba a hacer todo el esfuerzo para juntar los dólares necesarios para sacarnos al FMI de encima y pagar el 100% de la deuda. Incluso, contó que tuvo presiones para no ejecutar parte del Fondo del gasoducto Néstor Kirchner en este primer semestre del año para no afectar el déficit fiscal y él tomó la decisión de avanzar en este sentido.

– Y el pasado, los posicionamientos, ¿cuánto pesa todo eso a la hora de reconciliarse con un votante kirchnerista?

– Sergio viene compartiendo este espacio político hace tres años y medio. Cuando Sergio se sumó al Frente de Todos, entendí que gran parte de las contradicciones del pasado quedaban metabolizadas. Y cuando asumió con todo el apoyo del espacio el Ministerio de Economía, dije «bueno, ya está». La verdad es que Sergio no estaba en un andarivel distinto. Al contrario, hace tres años y medio que forma parte importante de este proyecto y nunca escondió que quería ser candidato a Presidente.

Creo que finalmente la fórmula va a galvanizar fuertemente hacia el interior de nuestro espacio. Hay que dejarla caminar un poco y escucharlo a Sergio

– El senador Oscar Parrilli definió esta fórmula como «la mejor unidad posible» y no obstante hay una PASO contra Juan Grabois: ¿qué representa él dentro de ese espacio, la parte que no es posible de juntar en esta fórmula»?

– Bueno en todo caso lo que hay es una síntesis mayoritaria. Y hay compañeros que yo respeto mucho, como Juan. Valoro su mirada y reivindico que el espacio político tenga miradas y actitudes para contener las críticas. Muchos de los ejes que él impulsa se pueden incorporar a este espacio porque son también los que impulsan muchos compañeros que adhieren a la fórmula nuestra. Se verá cuáles son las condiciones como para llevarlo adelante.

El futuro de Unión por la Patria como coalición

– En 2019 se creó el Frente de Todos con una idea muy similar de reconciliar posturas distintas, pero no se pudo gobernar sin fricciones. ¿Cómo garantizan que ahora pasará lo mismo?

– Bueno, es otro momento, ¿no? Tenemos también cuatro años de experiencia de gestión. Fue la primera en el marco de la arquitectura de coalición. Las coaliciones tienen esas cosas, tienen mucho glamour a la hora de presentarlas electoralmente porque uno dice «privilegiamos las coincidencias antes que las diferencias, la unidad, la diversidad», y todo ese tipo de cosas después limitan a la hora de la gestión. Las diferencias que tuvimos estos cuatro años fueron en el orden político, no para trabajar adecuadamente con cualquiera de los ministros. Quizás el desafío será construir ámbitos de participación más orgánicos de la coalición en los años próximos.

– Dentro de los aprendizajes de estos cuatro años, ¿qué aprendieron que no deben hacer para no repetir errores?

– Digamos que es la primera vez que el peronismo gobierna con el formato de coalición y están a la vista las diferencias que hemos tenido. Pero la coalición no se rompió: transitó durante estos tres años y medios con tensiones y demás, pero llegó a expresarse unívocamente en términos electorales. La coalición siempre estuvo en el gobierno y esto creo que es un mérito del Presidente porque nunca utilizó el gobierno como forma de saldar esas diferencias.

– ¿Lo que rescata en términos políticos de la experiencia de coalición de estos cuatro años es que no se haya quebrado?

– Sin duda que es un valor enorme porque quizás a alguno le hubiese resultado más cómodo decir «bueno listo, me corro, armo otra cosa», y no pasó. Y eso muestra una resiliencia del espacio político, un sentido de preservación de un instrumento que yo creo que es indispensable. Está claro que la unidad no es condición suficiente, pero es necesaria. El peronismo tiene esas cosas. Y esa inercia, eso que está adentro de nuestro cuerpo político, permitió finalmente generar una fórmula de síntesis cuando 48 horas antes parecía que era imposible. Y eso nos permite estar competitivos electoralmente.

FMI, inflación y el programa de Unión por la Patria

– Hay una demanda que viene de hace tiempo en el oficialismo y es la conformación de un programa económico que contenga ideas que impulsen la redistribución del ingreso. ¿El FMI es un condicionante en este sentido?

– Lo primero que hay que decir es que el Fondo estaba, no es que lo trajimos nosotros. La deuda con el Fondo estaba vigente y nosotros queremos generar las condiciones para tener un volumen de exportaciones necesarias para saltar esa deuda con el FMI cuanto antes y generar mayores grados de libertad a la hora de la administración de la política económica en la Argentina. Independientemente de eso, el acuerdo con el FMI es un acuerdo flexible que está permanentemente en negociación porque se tuvo la virtud de dejar establecido que si había acontecimientos externos que modificasen la economía de un país, y que sean ajenos a la administración económica, debían ser contemplados cada uno de los objetivos.

– ¿Ven viable ese camino?

– Nosotros modificamos ya las metas de reservas y ahora hay seguramente en el marco del acuerdo con el FMI otros objetivos producto de un hecho externo que nos complicó a todos los argentinos: los u$s 20.000 millones que faltan por la sequía. Eso genera una situación de escasez de reservas, lo que conduce a una mirada menos intensa para incidir sobre el tipo de cambio. Todas las medidas que se fueron tomando, tenían que ver con cómo fortalecer esa reserva (dólar soja 1, dólar soja 2, dólar agro, acuerdo con China, acuerdo con Brasil) pero la verdad es que todos saben que nos faltan los u$s 20.000 millones; y en el medio todos los candidatos opositores diciendo que van a devaluar. A partir de eso hay una tensión permanente sobre el tipo de cambio.

Queremos generar las condiciones para tener un volumen de exportaciones necesarias para saltar esa deuda con el FMI cuanto antes y generar mayores grados de libertad

– ¿La idea es salir del Fondo directamente?

– Si tenemos las reservas y si tenemos la posibilidad… hacer lo que hizo Néstor. Que tampoco será en un año. Sergio lo planteó en los próximos cuatro años

– ¿El Gobierno vislumbra un escenario macro positivo para 2023?

– Todos pronostican que vamos a tener u$s 25.000 millones, como mínimo, de superávit de la balanza comercial. A números gruesos, habrá un ahorro de unos u$s 4.000 millones por el gasoducto Néstor Kirchner funcionando,  y u$s 20.000 millones más que no existen este año producto de la sequía. Si nosotros tenemos superávit de la balanza comercial, vamos a tener más reservas en el Central. Si tenemos reservas en el Central, vamos a tener una mirada más intensa sobre el tipo de cambio. Si eso sucede, baja la inflación. Si baja la inflación, mejora el poder adquisitivo del salario. Entonces, en ese escenario, vamos a tener, en 2024, los dos motores de la economía funcionando más que adecuadamente: aumentando las exportaciones y fortaleciendo el consumo y el mercado interno. Va a ser un buen año para los argentinos.

– Hablando de inflación, ¿cuánto puede pesar en el electorado un tema tan delicado como este, cuando el candidato a Presidente es nada menos que el ministro de Economía?

– Creo que estamos en condiciones de explicar cada uno de los hechos. Después tenemos que anclar una foto que pareciese que desapareció de la historia reciente de la Argentina, revelarla porque parece que está todavía en el negativo. Cambiemos pasó de estar en el gobierno de Macri a ser opositores. Nunca se hicieron autocríticas de los cuatro años de gestión y no es que nos dejaron Disneylandia: nos dejaron un país con el 55% de inflación; tres de los 4 años de gestión de Macri en recesión económica; una desocupación al 10%; u$s 45.000 millones de deuda, y todo eso sin pandemia, guerra y sequía. Hay algo que nosotros claramente, como candidatos, vamos a interpelar, porque la oposición no nació de un repollo. Ellos gobernaron, son responsables políticos del fracaso de Macri. Tienen que explicarlo.

– ¿Pero el oficialismo no debería también hacer su autocrítica?

– Nosotros nos hacemos responsables de nuestra gestión. Podemos explicar cuáles son los motivos que nos llevaron a una situación como ésta. ¿Recuperamos la pérdida del poder adquisitivo? No, los 20 puntos que perdió el poder adquisitivo del salario durante la gestión de Macri, no lo recuperamos. Este claramente es el desafío. ¿Cuál es la medida más redistributiva para recuperar ese poder adquisitivo? Bajar la inflación. Pero después también hay virtudes de la gestión: llevamos 33 meses seguidos de crecimiento del empleo privado asalariado, que es empleo de la mejor calidad. La desocupación es del 6,7%.

– En términos electorales, ¿cómo ve posicionada a la oposición?

– El año pasado preanunciaban una ola amarilla, que iban a ganar una cantidad de provincias, cosa que no terminó sucediendo. Y parece que lo de Milei es más en las encuestas y algunos actos que en los números de las elecciones. Nosotros reconocemos la situación compleja. Ahora, hay otros que la exageran sabiendo que no se va a terminar dentro de 10 años: lo difícil termina a fin de año. Y mientras que los candidatos opositores plantean más sacrificio, más dolor, inflación, pérdida del poder adquisitivo del salario, desigualdad, pobreza e indigencia, que es lo que provoca una devaluación, nosotros decimos que eso no es necesario.

– Ustedes plantean que el año que viene no harán falta medidas drásticas como una devaluación porque llegarán esos dólares que hoy faltan.  ¿La gente confiará nuevamente, cuando la realidad hoy de por sí es difícil en lo cotidiano?

– No devaluamos ahora, y eso que tuvimos situaciones de muchísimas dificultades desde el punto de vista de las reservas. Pero reconocemos la situación compleja, claramente que es así. Si uno tiene un compañero que consiguió trabajo durante esta gestión, pero se levanta todos los días a la mañana, tiene que tomar dos colectivos y al final del mes o la quincena lo que gana no le alcanza para solventar una cantidad de cuestiones, claramente que puede tener bronca, decepción, incertidumbre. Lo que yo  digo sobre esto es que esto cambia y que es mentira lo que dicen del apocalipsis del año que viene.

El Cronista

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