Si el virus del dólar es sinónimo de inquietud, Sergio Massa amplió la compra de las vacunas en uso. Ayer tanto el Palacio de Hacienda como los agroexportadores avisaron que el dólar soja 4 sigue hasta las elecciones, o sea tres semanas más. Para el equipo económico resultó ser una herramienta mucho más efectiva que la devaluación que pidió el FMI, porque le aportó reservas al Banco Central y pesos a la AFIP. Con el mismo espíritu, el ministro de Economía habló desde Neuquén y anticipó que habrá un dólar Vaca Muerta. Eso significa que las petroleras que exporten crudo podrán liquidar 25% de las divisas a través del CCL, contribuyendo a enfriar algo la demanda en el segmento financiero. Este segundo paso (que también podría incluir a la minería) todavía debe ser instrumentado, porque Economía pretende que sea acompañado con un acuerdo para sostener los precios de los combustibles.
En estos días de vorágine de anuncios, el equipo de Massa no consigue seguirle el tren al ministro, porque todo el tiempo suma consignas y objetivos que necesitan ser plasmados en resoluciones y decretos reglamentarios.
Un primer ejemplo de esto es la rebaja del impuesto a las Ganancias prometida para lo que resta de 2023. El anuncio cambió las reglas del gravamen, porque transformó un tributo anual en uno mensual. De enero a septiembre, queda como está. Y de octubre a diciembre, se tendrá que calcular de acuerdo a si el salario nominal supera o no el nuevo piso de 15 mínimos no imponibles. Todas las empresas que se dedican a proveer sistemas para liquidar sueldos reclamaron con desesperación a la AFIP algo más de claridad en estas normas. Los técnicos las están incubando. Detalle no menor: como este ajuste rige a partir del salario de octubre, el beneficio en el consumo se sentirá en noviembre. Esta es la razón por la cual el Gobierno jugó a fondo con la sanción de la ley que permitirá poner en vigencia esta modalidad en el 2024. El Senado la votó el jueves y ayer Massa pudo celebrarla en un acto frente al Congreso, rodeado de gremios amigos.
Volvamos al dólar. Gracias a la soja, se liquidaron u$s 2000 millones y el Central pudo sumar una cuarta parte. El resto se dividió en ventas a importadores y en bonos cedidos al mercado para mantener el MEP. Las empresas esperan con angustia que les toque turno para aprobar las SIRA acumuladas, porque no saben cuál va a ser el tipo de cambio al que les toque cancelarlas. ¿Será a $ 350 0 más? «Tengo 20 containers en el puerto y otros 20 en un barco, imprescindibles para sostener las fábricas andando», dice el CEO de una multinacional de la agroindustria, al que se le están acabando los artilugios para sostener el andamiaje en pie.
«Las empresas tienen que dejar de quejarse, ya hicieron su colchón con las SIRA, importaron al oficial y venden con precios atados al dólar financiero», dice uno de los economistas que habla con Javier Milei, que sabe que no cuentan con la simpatía del círculo rojo y por esa razón no se harán presentes en el Coloquio de IDEA.
Massa sigue regando optimismo, esperando que la primavera permita que aparezcan algunos brotes verdes. El viceministro Gabriel Rubinstein asegura que en la tercera semana de septiembre los precios aumentaron 1,7%. «Alto, pero en franco descenso», remarcó. La comparación con las semanas previas, que anotaron 2,1% y 2%. El equipo prende sahumerios y velas por doquier: necesitan que el dato que se conocerá antes de la elección del 22 de octubre vuelva a ser de un dígito. Los consultores tienen cálculos muy superiores.
Para lo único que le sirve la inflación al Gobierno es para licuar el gasto y engordar la recaudación. El lunes la AFIP difundirá el resultado del mes que terminó ayer, y no hay que escarbar demasiado para anticipar que marcará un incremento muy superior al IPC, gracias al impuesto PAIS y a las retenciones que pagó el dólar soja.
Será un mes en el que también se notará la devolución del plan Compre sin IVA, pero con un asterisco: hasta el jueves el beneficio había alcanzado a 12,3 millones de personas y había restado al Tesoro $ 19.351 millones. El reintegro promedio ronda los $ 2000. En agosto el IVA aportó en total $ 1,3 billones y el impuesto PAIS sumó $ 150.000 millones extras. En septiembre, devaluación mediante, estas cifras se incrementarán, al punto de que no le resultará complicado a Hacienda cubrir el bono a los trabajadores informales, el último aporte generoso de la semana.
El FMI volvió a escena, pero para mostrar que no hubo consulta previa de parte de Massa del plan de alivio. Dejaron a la vista su preocupación por el daño colateral que causaba, y plantearon que podría hacer falta tomar medidas adicionales para salvaguardar los objetivos del programa. Para el relato del oficialismo, la aparición del Fondo no fue negativa, porque refuerza ese rol de «malo de la película» que le asignó históricamente el kirchnerismo.
Desde el lado gubernamental, la amonestación del FMI no le quitó el sueño a nadie. Massa se siente con chances de ganar y en todo caso su problema será renegociar metas una vez más. Si es el precio que tiene que pagar para ser presidente, lo hará con gusto.
¿Tiene chances reales el ministro de Economía, en un país que anotó una pobreza de 40,1%? Massa sigue mostrándose activo, como si las malas noticias fueran del gobierno anterior. Es uno de los objetivos de su campaña, que subraya la suma de todos los beneficios otorgados desde las PASO hasta ahora, y que mira todo el tiempo hacia adelante, como si el gobierno que tiene a su cargo la gestión (y que él conduce, en los hechos) fuese de otro signo político.
Una de las razones que le da vida a la candidatura del ministro es que la economía se sostiene con un riesgoso ritmo de indexación salarial. «Estamos corrigiendo sueldos casi todos los meses», dice un gerente general. «Hace dos meses aumentamos 18% y ya nos quedamos cortos, y tenemos que pensar el siguiente escalón», confiesa otro. «Estamos pensando pagar el salario de octubre antes de la elección», confiesa un tercero, que comprende la inquietud de su personal y el deseo de cubrirse de cualquier eventualidad.
Los pesos que hay en la calle vuelan. Pero están. Las contribuciones patronales (el aporte a la seguridad social que depositan las empresas y que crece en la misma proporción que los sueldos) subió en agosto 136% anual, frente a una inflación promedio de 124%: doce puntos por arriba. Está claro que esto traduce la realidad de los asalariados formales, y que el promedio seguramente deja a varios por debajo de esa variación. Pero por eso las cifras de consumo son tan disímiles.
Vamos a los signos de interrogación. El más grande lo genera el primer debate de candidatos de este domingo. La economía será uno de los temas a discutir, y puede ser una buena ocasión para tener claridad en algunas cuestiones. Massa y Patricia Bullrich tienen sus ideas bastante a la vista. La candidata de Juntos por el Cambio irá acompañada por Carlos Melconian. El jefe de Economía seguramente muestre a Roberto Lavagna como el responsable de administrar la herencia que dejará como ministro. ¿Y Milei? Sus asesores le aconsejaron no mostrar a su candidato a ministro, para evitar que sus declaraciones le generen más costos extras de los que ya tiene. Con excepción de Emilio Ocampo, el hombre que tendrá la misión de cerrar el Banco Central, ninguno de sus restantes asesores (Darío Epstein, Carlos Rodríguez, Roque Fernández) tiene intención de volver a ocupar un cargo público, a menos que el libertario pida un «sacrificio patriótico».
La señal preocupante de la semana la entregó el Senado, que a instancias de la vicepresidenta Cristina Kirchner, no tuvo empacho en votar el pliego de una jueza que había sido cesada en sus funciones por la Corte Suprema. Podría ser un tema menos relevante si no se tratase de la camarista que debe resolver causas que involucran directamente a la expresidenta. Los legisladores votaron el pliego de Ana María Figueroa, para que siga en el cargo pese a haber alcanzado el límite de la edad para seguir en la función. Fue un desafío abierto al máximo tribunal, que tal vez resulte abstracto en términos prácticos (si la composición del Senado cambia el año que viene, lo que se votó esta semana podría ser revocado). Pero implica mostrar al resto del mundo que en la Argentina los conflictos de poderes no van a desaparecer. Aunque combatan desde sus bancas los planteos extremistas de Milei, algunos legisladores no se dan cuenta que sus actitudes solo alimentan el enojo contra la «casta».
El Cronista
