El problema que tiene hoy la economía es que cualquier buena noticia que aparezca es casi como una lágrima en una pileta. Si algo tienen en común, es que son signos de una situación que pasa de mala a regular. Pero en este contexto, todo suma.
Si bien muchos inversores aprovecharon el rally que acumularon las acciones, tanto a nivel local como en Nueva York, para hacer toma de ganancias, en el mercado cambiario apareció algo de oxígeno.
El factor que ayudó fue la instrumentación, a partir del último lunes, del dólar soja 4. Como la devaluación posPASO desactivó el valor diferencial que se le había puesto al dólar agro, lo que hizo el equipo económico en esta ocasión fue permitir que, del total de divisas liquidadas, 25% fuesen de libre disponibilidad, con la chance de ingresarlas por alguna de las variantes financieras.
La mayor oferta de divisas le permitió al Banco Central sumar compras este mes (totalizó cerca de u$s 200 millones esta semana) y eso ayudó a descomprimir el resto de los segmentos. El blue, que se había acercado a $ 800 tras la elección primaria, ayer quedó en $ 710, un valor que mejora la brecha y reduce el temor por su traslado a precios en septiembre.
Los datos muestran que de acuerdo a la oleaginosa que suele venderse estacionalmente este mes, la liquidación total podría ascender a u$s 3200 millones, de los cuales el BCRA podría retener u$s 2400 millones, según estima Ecolatina.
La tendencia se extiende también a los contratos de futuro en el Rofex. La calma de estos días no implica que desapareció el temor a una devaluación posterior a las elecciones generales. Pero sí expresa la sensación de que no hay que dar nada por hecho. Massa prometió mantener estable el tipo de cambio hasta noviembre. Y con los dólares que está aportando el agro, la ilusión está.
El Cronista