El Gobierno y la oposición hacen cuentas y aceleran gestiones para reunir mayoría, en la previa del tratamiento del proyecto y con el bloque oficialista recién quebrado. En el medio, un grupo de legisladores tiene la llave para definir la votación. Cómo impacta la pelea interna del oficialismo y el lobby de la industria del tabaco. ¿Sale la ley y se cae el DNU?
“¡En el medio está la ley bases, por favor!”. La diputada Karina Banfi, vicepresidente del bloque radical, suspiró y soltó esa frase por lo bajo para intentar que Oscar Zago y Lisandro Almirón, de La Libertad Avanza (LLA), detuvieran la batalla a cielo abierto que se libró al interior del oficialismo en plena reunión de la Comisión de Juicio Político. El estallido de la bancada gubernamental consolidó a la Cámara de Diputados como un territorio de divisiones internas y fronteras difusas, que torna incierto el futuro de las principales iniciativas legislativas del Gobierno, la ley bases y el mega DNU. Con dos grandes espacios de posición fijada de antemano, la definición depende de una veintena de diputados sin alineamiento automático, en general abiertos a conversar con los dos extremos.
Los bloques de la UCR, Hacemos Coalición Federal (HCF) e Innovación Federal (IF) tienen en sus filas a la mayoría de esos diputados que pueden contribuir al éxito o al fracaso político del Gobierno. La eliminación de la propuesta de reforma al régimen del tabaco, con cruce de denuncias de lobby incluido; el tironeo por los fondos fiduciarios entre la Casa Rosada y los gobernadores, y el manejo de los tiempos ante la evolución de la popularidad del Presidente son las motivaciones principales de estos diputados, piezas de un nuevo centro que gana peso en el Congreso. Lo conforman una decena de integrantes del bloque radical, la mayoría cercanos a Facundo Manes, y otra decena de diputados que responden a cuatro mandatarios provinciales: Hugo Passalacqua (Misiones), Gustavo Sáenz (Salta), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Claudio Vidal (Santa Cruz), todos señalados como traidores por la Casa Rosada tras la caída de la primera versión de la ley.
Los cálculos previos, coinciden oficialistas y opositores, indican que el Gobierno tiene garantizada la mayoría para la aprobación en general del proyecto. Es menos cierto, en cambio, el futuro de algunos artículos clave, como los de delegación de facultades y privatizaciones. Tampoco está claro qué va a pasar el mes que viene cuando el peronismo avance con el tratamiento del mega DNU. En las cuentas que hace la principal bancada opositora, a los 99 de Unión por la Patria (UP) se suman los cinco del Frente de Izquierda (FIT) y cuatro de HCF (Natalia de la Sota, Margarita Stolbizer, Mónica Fein y Esteban Paulón). También pueden contarse unos siete radicales y otros tantos que responden a gobernadores. Eso da un total de 122, siete menos que los necesarios para alcanzar el quórum. No es imposible, se convencieron en la mesa del bloque de UP, que integran Germán Martínez, Cecilia Moreau y Paula Penacca.
La ruptura de la bancada oficialista envalentonó a la oposición y sembró de dudas a los aliados. El presidente de la Cámara baja, Martín Menem, el ganador de la pelea interna con Zago, suma cada vez mayor malestar en los bloques del PRO y la UCR. “Si sigue así, no llega a fin de año”, vaticina un diputado radical, en una oficina del segundo piso del Palacio. La designación fallida de Marcela Pagano al frente de la Comisión de Juicio Político, se convencieron en esas bancadas, muestra la disfuncionalidad del artefacto de poder la LLA, por la delegación imperfecta en Karina Milei. Un ejemplo, en uno de los diálogos que tuvo Pagano con el Presidente para ponerlo al tanto de su inminente designación, él le respondió sin objeciones: “¡Cuidame las espaldas!”. Si los cortocircuitos se profundizan podrían tener efectos sobre la conformación de la mayoría.
En UP definieron un camino a seguir y aceleran las gestiones. Dan por descontada la aprobación en general de la ley bases y apuestan a un contragolpe en dos actos. El primero, el 23 abril, el día de la marcha nacional universitaria, con una sesión especial para avanzar con los proyectos que garanticen su financiamiento. El segundo, en mayo, consiste en juntar mayoría para ir contra el mega DNU. El presidente de la UCR, Martín Lousteau, cenó con Sergio Massa la semana pasada, en las oficinas del excandidato presidencial de UP, cuentan en el Congreso. Moreau llamó a los mandatarios provinciales a los que conoce de su paso por Diputados. Vidal, el santacruceño, deslizó que pueden contar con el voto de uno de sus diputados, Sergio Acevedo. El restante, José Garrido, es más impredecible. Los dos van a objetar la restitución del Impuesto a las Ganancias, al igual que el rionegrino Agustín Domingo, que responde a Weretilneck, y Jorge Ávila, del entorno del chubutense Ignacio Torres. El diálogo con el mandatario cordobés, Martín Llaryora, por el voto de los cuatro diputados del PJ provincial, quedó a cargo del gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
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El oficialismo tuvo una señal de alarma el martes pasado en una reunión sobre la constitucionalidad del mega DNU, que organizaron las bancadas de UP, el Frente de Izquierda (FIT) y el socialismo. El dato saliente fue la asistencia de cinco diputados radicales: Pablo Juliano, bajo la jefatura de Manes, que estaba en el exterior; los jujeños Natalia Sarapura y Jorge Rizzotti, que responden al ex gobernador Gerardo Morales; el entrerriano Pedro Galimberti y la pampeana Marcela Coli. ¿Están dispuestos a votar en contra del DNU o solo querían mostrar los dientes? ¿Qué harán con la ley bases? Depende a quién se le pregunte.
En el despacho de Manes aseguran que el grupo interno tiene 9 integrantes. Cuentan también al formoseño Fernando Carbajal, al chaqueño Juan Carlos Polini y al correntino Manuel Aguirre, que responde a Ricardo Colombi, adversario del gobernador Gustavo Valdés. Pero en la conducción del bloque dicen que Manes solo maneja cuatro diputados. El tercer sector interno, Evolución, tiene seis integrantes y se referencia en Lousteau, que votó en contra del DNU en el Senado. ¿Sus diputados harán lo mismo? Todavía falta. Por lo pronto, hay una mayoría de radicales dispuesta a pedir modificaciones en tres temas clave de la ley bases: desregulación económica, delegación de facultades y privatizaciones. “Tenemos que ir a un sistema de privatizaciones más transparente”, dice una diputada del grupo mayoritario. Conflicto en puerta.
Una bomba de último momento complica aún más los planes del oficialismo y podría juntar voluntades en contra de la ley. Es la pulseada por la eliminación en el proyecto de los artículos de la versión original que modificaban los impuestos a los cigarrillos. La redacción final beneficia a Tabacalera Sarandí, de Pablo Otero, a quien Milei bautizó el Sr. Tabaco, tras la sesión fallida del 6 de febrero. Es un conflicto que viene desde hace décadas y que le permitió a Otero, dueño de segundas marcas como Red Point, avanzar en la cuota del mercado del 5% a más del 35%, vía medidas cautelares que lo habilitan a pagar menos impuestos.
Es cuestión de plata. Si se recauda menos, las provincias cobran menos. La reforma, como estaba prevista en un principio, podría haber generado una recaudación adicional de US$922 millones por año, según la consultora Abeceb. Esos fondos se distribuyen en parte entre las provincias productoras. Las tres principales son Salta, Misiones y Jujuy, cuyos gobernadores juntan nueve diputados. “Nadie se hace cargo de la continuidad del privilegio para el Sr. Tabaco. No fueron los funcionarios del Gobierno, tampoco los diputados del PRO ni de LLA. La mano invisible…”, ironizó el salteño Sáenz el jueves. El gobernador, que maneja tres diputados, está muy enojado, porque tampoco tuvo respuesta de la Casa Rosada a pedidos por el Fondo de Incentivo Docente (Fonid) y por la terminación de obras públicas avanzadas, cuentan en la provincia. El mismo malestar deja trascender otro peso pesado, Carlos Rovira, jefe político del gobernador de Misiones, con cuatro diputados propios. Si las cosas no salen como el Gobierno espera, Milei siempre podrá apelar al principio de revelación para señalar nuevos traidores.
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