domingo, abril 28, 2024
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LA ECONOMÍA BARRANI

A pesar de que la inflación se empecina en subir constantemente, hoy no vamos a hablar de ese tema. Más que nada porque no hay mucho más para decir. Con un Banco Central con escasas reservas, cuyo objetivo principal sin dudas es evitar la devaluación, no hay mucho margen de acción, salvo aumentar las tasas de interés y profundizar las regulaciones cambiarias, en línea con lo anunciado (la importación de alimentos y la reducción de aranceles en las ramas de usos difundidos parecen ser más bien medidas disuasivas, dado que para que las mismas sean efectivas requieren muchos dólares).Hoy me quiero concentrar en un comportamiento paradójico que muestra la economía argentina, asociado al incremento simultáneo de la pobreza y de una mejora de la actividad económica durante 2022, algo que no se observaba desde 1996. En efecto, la tasa de pobreza pasó del 37,3% al 39,2%, mientras que el PBI se expandió 5,2%.La paradoja radica en que el incremento del PBI conlleva -por definición- una expansión en la misma cuantía de los ingresos que generó la economía (esto lo explicamos en detalle en esta edición). Entonces, sería esperable que eso se tradujera en una mejora del poder de compra de la población y, por ende, en una caída de la tasa de pobreza.La primera cuestión que hay que advertir es que la comparación no es del todo correcta, porque se está comparando un dato semestral (la tasa de pobreza) con uno anual (el PBI). Para homogeneizar la comparación deberíamos tomar el promedio de cada año para la pobreza. Al hacer eso, desaparece la paradoja: lo que veríamos es que la tasa de pobreza se redujo del 39% en 2021 al 37,9% en 2022.No obstante, si nos concentramos en lo que sucedió solo en el segundo semestre del 2022 ahí sí veríamos que se mantiene. En dicho semestre, la economía se expandió 3,9%, mientras que la pobreza se incrementó 1,9 puntos porcentuales.¿Cómo lo podríamos explicar? Lo primero que habría que mirar es la distribución de esos ingresos, porque lo que podría haber sucedido es que el aumento de los mismos fuera a parar a los estratos más ricos, mientras que el de los sectores más vulnerables se viera reducido (lo que explicaría el incremento de la pobreza). Sin embargo, el índice de Gini (que mide el nivel de inequidad de los ingresos) mostró una leve mejora. Como muestra acá Leo Tornarolli, especialista en este tema, esto fue porque el poder de compra del 10% más pobre de la población (el decil 1) se incrementó 10%, mientras que el 10% más rico de la población (el decil 10) fue el que mostró la caída más grande, del 6,9%.
Fuente: L. Tornarolli.
Este dato no solo es importante para descartar la posibilidad de que nuestra paradoja estuviese explicada por este elemento, sino también porque algunos/as economistas se apoyaron en estos datos para sostener que el crecimiento por sí solo no mitiga la pobreza ni mejora la distribución de los ingresos (en una clara defensa a la distribución de los ingresos por sobre el crecimiento). Ojo, no estamos diciendo que eso no pueda ser cierto, solo que lo sucedido durante el segundo semestre no avala dicho argumento.Otro argumento que se escuchó mucho fue que los ingresos del sector informal cayeron dramáticamente durante el segundo semestre del 2022. Esto surge de examinar el índice de salarios del sector no registrado que publica el INDEC que, al deflactarlo por el IPC, arroja una reducción del 9% para ese período. Pero este tipo de análisis también resulta incorrecto, porque dicho índice se elabora en base a los datos publicados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que presenta un rezago importante en su publicación. Esto hace que los datos del índice en realidad reflejen el comportamiento de los salarios de cinco meses atrás. Si a la hora de deflactar el dato esto no se tiene en cuenta, se incurre en una gran subestimación, porque la inflación de los últimos meses fue mucho más elevada. Para que se den una idea, fíjense cómo sería el comportamiento del salario no registrado con cada metodología. Al corregir la medición, se observa una caída mucho menor (del 3%).
Evolución del índice de salarios no registrados en términos reales
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC.
El otro elemento que podría explicar esta paradoja es la subdeclaración de los ingresos. Como muestra Daniel Schteingart acá, efectivamente se observa este fenómeno al comparar los ingresos que provienen del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), que salen de los recibos de sueldo informados por las empresas, y aquellos provenientes de la EPH, que surgen de lo que las propias personas declaran que ganan.
Fuente: D. Schteingart.

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