A pesar de que la inflación se empecina en subir constantemente, hoy no vamos a hablar de ese tema. Más que nada porque no hay mucho más para decir. Con un Banco Central con escasas reservas, cuyo objetivo principal sin dudas es evitar la devaluación, no hay mucho margen de acción, salvo aumentar las tasas de interés y profundizar las regulaciones cambiarias, en línea con lo anunciado (la importación de alimentos y la reducción de aranceles en las ramas de usos difundidos parecen ser más bien medidas disuasivas, dado que para que las mismas sean efectivas requieren muchos dólares).Hoy me quiero concentrar en un comportamiento paradójico que muestra la economía argentina, asociado al incremento simultáneo de la pobreza y de una mejora de la actividad económica durante 2022, algo que no se observaba desde 1996. En efecto, la tasa de pobreza pasó del 37,3% al 39,2%, mientras que el PBI se expandió 5,2%.La paradoja radica en que el incremento del PBI conlleva -por definición- una expansión en la misma cuantía de los ingresos que generó la economía (esto lo explicamos en detalle en esta edición). Entonces, sería esperable que eso se tradujera en una mejora del poder de compra de la población y, por ende, en una caída de la tasa de pobreza.La primera cuestión que hay que advertir es que la comparación no es del todo correcta, porque se está comparando un dato semestral (la tasa de pobreza) con uno anual (el PBI). Para homogeneizar la comparación deberíamos tomar el promedio de cada año para la pobreza. Al hacer eso, desaparece la paradoja: lo que veríamos es que la tasa de pobreza se redujo del 39% en 2021 al 37,9% en 2022.No obstante, si nos concentramos en lo que sucedió solo en el segundo semestre del 2022 ahí sí veríamos que se mantiene. En dicho semestre, la economía se expandió 3,9%, mientras que la pobreza se incrementó 1,9 puntos porcentuales.¿Cómo lo podríamos explicar? Lo primero que habría que mirar es la distribución de esos ingresos, porque lo que podría haber sucedido es que el aumento de los mismos fuera a parar a los estratos más ricos, mientras que el de los sectores más vulnerables se viera reducido (lo que explicaría el incremento de la pobreza). Sin embargo, el índice de Gini (que mide el nivel de inequidad de los ingresos) mostró una leve mejora. Como muestra acá Leo Tornarolli, especialista en este tema, esto fue porque el poder de compra del 10% más pobre de la población (el decil 1) se incrementó 10%, mientras que el 10% más rico de la población (el decil 10) fue el que mostró la caída más grande, del 6,9%. |